Apoyada en la bañera,
Te encuentro perfumada
Por champúes y suavizantes de limón.
Hueles a jardín en las madrugadas,
Te robas el aire y provocas en mi
Hambre de respirarte.
Busco las esencias con mi nariz
En tu pelo lluvioso, las evaporo
Hasta lo mas profundo de mi alma.
Pero te miro, como mueves
Tus cachetes gemelos, como lomas
En medio un de sismo y se me antoja un deseo.
Si, un deseo allí donde termina tu espalda,
En la línea perfecta que los une.
Voy por ella, amparado en mi erección
Que no permite excusas, lentamente,
Bebiendo el aroma de los frascos casi vacíos,
Ensanchando la línea con mis dedos unidos.
Despacio, busco el ojo del cíclope,
Salpico sus contornos de aceite para no dañarlo,
Me acerco, mientras me esperas húmeda y estrecha
Resignada en un grito.